A pesar de que a primera vista esto pueda parecer un post dedicado a la literatura erótica, y a los numerosos escritores de habla hispana que se dedican a ella con gran éxito (predominantemente mujeres, pero también algunos hombres con nombres ya bien reconocidos), la cosa no va por ahí. Aunque es cierto que la base comienza con eso, el erotismo, y el cómo este género literario se ha visto vilipendiado e infravalorado como si fuera poco más que folletines de baja calidad.
La literatura erótica, a pesar de demostrarse que tiene muchos seguidores y que deja pingües beneficios, se considera literatura de segunda, y se equipara a la pornografía. Y yo me pregunto: ¿de verdad no nos hemos dado cuenta de que todo lo que leemos está impregnado de sexualidad, en cuanto esta nos define como humanos, y cada individuo la vive de manera diferente y a su manera? Si te resulta algo difícil de entender, lo explicaré mejor.
Como perteneciente a la especie humana, todo escritor tiene una identidad sexual, y es imposible que no plasme eso en su literatura. Y no tiene por qué tener un corte erótico ni mucho menos, incluso un thriller o una crónica histórica puede llevar el sello sexual de su creador, y hacer que las tramas vayan en una u otra dirección dependiendo de ello. No es nada mágico, ni tiene una fórmula infalible ni nada de eso, simplemente una obra literaria es hija de la mente de su escritor: y ese escritor tiene un género, y una preferencia sexual, y no hay manera de que eso no quede plasmado en sus escritos.
Vayamos por ejemplo a los escritores homosexuales del último siglo, que casi han creado una escuela a punto de merecer un estudio propio, ya sea en España o también en el extranjero. E incluso podíamos irnos más atrás unos cien años, cuando el ser homosexual desde luego no era algo para ir divulgándolo por ahí, y la única forma de poder dejarlo salir era plasmarlo en una obra literaria. Las letras dieron a estos hombre y mujeres, gays y lesbianas, una manera de expresar todos sus sentimientos ante una sociedad que no los aceptaba, y que incluso podía llegar a torturarlos y llevarlos a la muerte; de hecho, lo consiguió con muchos de ellos, así que es una forma de hablar por hablar.
Por supuesto, ahora casi no podemos imaginar que pueda pasar nada de esto, al menos si hablamos de los países occidentales. La temática homosexual no tiene ningún problema para salir al mundo del arte y tener su público fiel, ya sea en forma de libro, de imagen o incluso de película. Espectacular es sobre todo el campo del cine para adultos, donde el porno gay ofrecido por un montón de sitios webs xxx es ya algo del día a día, y no hay que esconderse ni disimular si se quiere acceder a esta categoría en cuestión.
Y bien, sin duda hay también un mercado fiel a la literatura gay y lesbica, a veces cuando ni siquiera se pueda catalogar de libros eróticos. Porque, insisto, cada autor tiene sus preferencias sexuales, y opiniones sobre las diferentes opciones sexuales, y por poco que sea, todo esto forma parte de la identidad de su obra. Son esas pequeñas cosas que hacen que un escritor sea más seguido que otro, y aunque ni siquiera pueda decirse que esto sea una seña de identidad, sí que forma parte del carácter de su obra, tanto si él o ella lo quiere, como si no. Y si alguno reniega de esto pensando que se echa su trabajo por tierra, debería pensarlo un poco más.